jueves, 8 de mayo de 2014

CONFUSION Y CONFLICTO CAP5




La luna llena brillaba a plenitud cuando Junsu regresó a la casa de huéspedes. Estaba mareado, casi tambaleante, tanto por la fatiga como por el exceso de sangre que había consumido. Había transcurrido mucho tiempo desde la última vez que se había permitido alimentarse tan abundantemente. Pero el estallido de Poder en bruto junto al cementerio lo había contagiado de su frenesí, echando por tierra su ya debilitado control. Seguía sin saber con seguridad de dónde había salido el Poder. Había estado observado a las muchachas humanas desde su puesto entre las sombras cuando éste estalló por detrás de él, haciendo huir a las jóvenes, y se había visto atrapado entre el temor de que éstas fueran a caer al rió y el deseo de sondear aquel Poder y descubrir su procedencia. Al final, la había seguido a ella, incapaz de arriesgarse a que resultara herida.

Algo negro había volado en dirección a los árboles mientras las humanas alcanzaban las protección del puente, pero ni siquiera los sentidos nocturnos de Junsu pudieron descifrar de qué se trataba. Había vigilado mientras y las otras dos caminaban en dirección de la cuidad, Luego había regresado al cementerio.

Estaba vació entonces, libre de aquello que había estado allí. Sobre el suelo yacía un fino listón de tela que a unos ojos comunes les habría parecido gris en la oscuridad. Pero él vio su auténtico color, y mientras lo arrugaba entre los dedos, alzándolo despacio hasta tocar sus labios, olio el aroma de los cabellos de la muchacha.

Los recuerdos lo asaltaron, De por sí era bastante terrible cuando se hallaba fuera de su vista, cuando el sereno resplandor de su mente sólo martirizaba los confines de su conciencia. Pero estar en la misma aula que ella en la escuela, sentir su presencia detrás de él, oler la embriagadora fragancia de su piel a su alrededor, era más de lo que podía soportar.

Había escuchado cada sonido de la respiración de la joven, sintiendo su calidez irradiándose hacia su espalda, percibió cada latido de su melodioso pulso. Y finamente, con gran horror por su parte, se había encontrado cediendo ante ello. Su lengua se había deslizado arriba y abajo sobre sus colmillos, deleitándose con el placer-dolor que crecía allí, alentándolo. Había espirado su olor por la nariz de un modo deliberado, y dejado que las visiones acudieran, imaginándolo todo. Lo suave que sería su cuello, y cómo sus labios irían a su encuentro con igual suavidad al principio, depositando diminutos besos aquí y allí, hasta que alcanzaran el blanco hueco de su garganta. Cómo se acurrucarían allí, en el lugar donde el corazón de la joven latía con tanta fuerza contra la delicada piel. Y cómo por fin sus labios se abrirían, se apartarían de los ansiosos dientes afilados como pequeñas dagas y...

No. Había salido de su trance con una sacudida, su propio pulso latiendo irregularmente, el cuerpo estremecido. Habían dado por finalizada la clase, a su alrededor todo era movimiento, y sólo podía esperar que nadie lo hubiera estado observando con demasiada atención.

Cuando ella le había hablado, había sido incapaz de creer que pudiera mirarla a la cara mientras sus venas ardían y su mandíbula suspiraba por ella. Por un momento había temido que su control se quebraría, que la sujetaría por los hombros y tomaría delante de todos ellos. No tenía idea de cómo había podido escapar, sólo sabía que un poco más tarde estaba canalizado su energía en forma de duro ejercicio, vagamente consciente de que no debía utilizar los Poderes. No importaba; incluso si ellos eran en todos los aspectos superiores a los muchachos mortales que competían con él en el campo de fútbol. Su visión era más aguda, los reflejos más veloces, los músculos, más fuertes. En seguida, una mano le había palmeado la espalda, y la voz de Yuchun había sonado en sus oídos.

------¡Felicidades! ¡Bienvenido al equipo!

Al contemplar aquel rostro franco y sonriente, Junsu se había sentido invadido por la vergüenza. «Sí supieras lo que soy, no me sonreirías ------había pensado sombrío------, Gané esta competición mediante engaños. Y a la chica a la que amas..., porque la amas, ¿verdad?, está en mis pensamientos ahora mismo.»

Y había permanecido en ellos toda la tarde, a pesar de sus esfuerzos por desterrarla. Había ido a dar al cementerio a ciegas, arrancando del bosque por una fuerza que no comprendía. Una vez allí. La había vigilado, luchando consigo mismo, luchado contra su ansia, hasta que el estallido de Poder la había hecho huir, a ella y a sus amigas. Y luego había regresado a su casa..., pero no después de alimentarse. Después de haber perdido el control.

Era incapaz de recordar cómo había sucedido exactamente, cómo había permitido que sucediera, Aquella llamarada de Poder lo había provocado, despertando cosas en su interior que era mejor dejar que durmieran. La necesidad de cazar. El ansia por la caza, por el olor a miedo, y el salvaje triunfo de caer sobre la presa. Hacía años ------siglos------que no sentía el ansia con tanta fuerza. Sus venas habían empezado a arder como el fuego. Y todos sus pensamientos se habían tornado rojos: era incapaz de pensar en otra cosa que no fuera el cálido sabor cuproso, la efervescencia vital de la sangre.

Con aquella excitación rugiendo aún en su interior, había dado un paso o dos atrás de las muchachas. ¿Qué podría haber sucedido si no se hubiera cruzado en su camino el anciano? Era mejor no pensarlo. Cuando llegó al final de puente, sus orificios nasales se habían ensanchado ante el olor fuerte y característico a carne humana.

Sangre humana. El elixir supremo, el vino prohibido. Más embriagador que cualquier licor, la humeante esencia de la vida misma. Y estaba tan cansado de oponerse al ansia...

Había habido un movimiento en la orilla, al agitarse un montón de trapos viejos. Y al instante siguiente, Junsu había aterrizado con un movimiento grácil y felino junto a él. La mano salió despedida hacia el frente y retiró los harapos, dejando al descubierto un rostro arrugado y parpadeante encima de su cuello esquelético. Sus labios se echaron hacia atrás.

Y a continuación todo lo que escuchó fue un sonido de succión.

En aquellos momentos, mientras ascendía tambaleando por la escalera principal de la casa de huéspedes, intentó no pensar en ello y no pensar en ella..., en la muchacha que lo tentaba con su calidez, con su vida. Ella era la que realmente deseaba, pero a partir de aquel momento debía poner freno a aquello, debía matar cualquier pensamiento semejante antes de que iniciara. Él era su peor pesadilla hecha realidad, y ella ni siquiera lo sabía.

------¿Quién anda ahí? ¿Eres tú, muchacho? ------gritó, aguda, una voz cansada.

Una de las puertas del segundo piso se abrió, y una cabeza canosa asomó por ella.

------Sí, señora...., Señora Flores. Siento haberla molestado.

------Ah, se necesita más que el crujido de una tabla del piso para perturbarme. ¿Cerraste la puerta con llave al entrar?

------Sí, señora. Está a salvo.

------Eso está bien. Necesitamos estar seguros aquí. Uno nunca sabe lo que podría salir de los bosques, ¿verdad?

El muchacho dirigió una veloz mirada hacia el pequeño rostro sonriente rodeado de mechones grises, hacia los ojos brillantes que se movían de un lado a otro. ¿Ocultaban algún secreto?

------Buenas noches, señora.

------Buenas noches, muchacho. ------La mujer cerró la puerta. Ya en su propia habitación, Junsu se dejó caer sobre la cama y permaneció tumbado con los ojos fijos en el techo bajo e inclinado.

Por lo general tenía un sueño intranquilo por las noches; no era su hora actual de dormir. Pero esa noches estaba cansado. Requería mucha energía para enfrentarse a la luz del sol. Y la comida pesada no hacía más que contribuir a su letargo. Pronto, aunque sus ojos no se cerraron, dejó de contemplar el techo encalado.

Fragmentos desordenados de recuerdos flotaron por su mente, Naony, tan encantadora aquella noche junto a la fuente, la luz de la luna tiñendo de plata sus pálidos cabellos dorados. Qué orgulloso se había sentido de estar sentado con ella, de ser quien compartiera su secreto...

-----Pero ¿no puedes salir nunca a la luz del sol?

-----Sí puedo, siempre y cuando lleve esto puesto. -----Levantó una pequeña mano blanca, y la luz de la luna brilló el anillo de lapislázuli que llevaba en ella-----. Pero el sol me cansa mucho. Nunca he sido tan fuerte.

Junsu la contempló, contempló la delicadeza de sus facciones y la delgadez de su cuerpo. Era casi tan incorpórea como el cristal. No, jamás debió ser fuerte.

-----De niña, a menudo estaba enferma -----dijo en voz muy baja, los ojos fijos en el juego del agua en la fuente.

-----La última vez, el doctor me dijo que moriría. Recuerdo que mi papá lloraba y recuerdo estar tumbada en mi enorme cama, demasiado débil para moverme. Incluso respirar era un esfuerzo excesivo. Me entristecía mucho abandonar el mundo y tenía tanto frío, tantísimo frío… -----Se estremeció y luego sonrió.

-----Pero, ¿Qué sucedió?

-----Desperté en plena noche y encontré a Gudren, mi sirvienta, de pie junto a mi cama. Y entonces se hizo a un lado, y vi al hombre que había traído. Sentí miedo. Su nombre era Klaus, y había escuchado a la gente del pueblo decir que era malvado. Le pedí a gritos a Gudren que me salvara, pero ella se limitó a permanecer allí de pie, observando. Cuando él acercó la boca a mí cuello, pensé que me iba a matar.

Hizo una pausa. Junsu la miraba con horror y compasión y ella le dedico una sonrisa reconfortante.

------No fue tan terrible después de todo. Hubo un poco de dolor al principio, pero desapareció rápidamente. Y luego la sensación fue agradable en realidad. Cuando él me dio a beber de su sangre, me sentí más fuerte de lo que había estado durante muchos meses. Y luego esperamos juntos que transcurrieran las horas hasta que llegó el amanecer. Cuando vino el doctor, no podía creer que yo pudiera incorporarme en la cama y hablar. Papá dijo que era un milagro y volvió a llorar, pero de alegría. -----Su rostro se nublo-----, Tendré que abandonar a mi padre pronto. Un día de estos advertirá que desde aquella enfermedad no me he envejecido ni una hora.

-----¿Y jamás lo harás?

-----No. ¡Eso es lo más maravilloso de todo esto, Junsu! -----Alzó los ojos hacia él con infantil júbilo-----. ¡Seré joven eternamente, y nunca moriré! ¿Puedes imaginarlo?

Él no podía imaginarla de otro modo que lo que era en aquel momento: adorable, inocente, perfecta.

-----Pero…, ¿no te pareció aterrador al principio?

-----Al principio, un poco. Pero Gudren me mostró qué debía hacer, Fue ella quien me dijo que encargara este anillo, con una piedra que me protegería de la luz solar. Mientras estuve en la cama, me trajo sustanciosas bebidas calientes, Más tarde, me trajo pequeños animales que su hijo atrapaba.

-----¿No… personas?

Se escucho su risa.

-----Por supuesto que no. Puedo obtener todo lo que necesito en una noche de una paloma. Gudren dice que si deseo ser poderosa, debería tomar sangre humana, pues la esencia vital de los humanos es más fuerte. Y Klaus también solía invitarme a hacerlo; quería volver a intercambiar sangre. Pero yo le digo a Gudren que no quiero poder. Y en cuanto a Klaus…

Se interrumpió y bajó los ojos, de modo que las espesas pestañas descansaron sobre la mejilla. Su voz era muy baja cuando prosiguió:

-----No creo que sea una cosa que deba hacerse a la ligera. Tomaré sangre humana sólo cuando haya encontrado a mi compañero, aquel que estará junto a mí durante toda la eternidad.

-----Levanto la mirada hacia él con expresión seria.

Junsu le sonrió, sintiéndose aturdido y pletórico de orgullo. Apenas consiguió contener la felicidad que sintió en

aquel momento.

Pero eso fue antes de que su hermano Jaejoong regresara de la universidad. Antes de que Jaejoong volviera y contemplara los ojos azules como joyas de Naony.

Sobre su cama, en la habitación de techo bajo, Junsu gimió. Entonces la oscuridad lo atrajo más profundamente, y nuevas imágenes empezaron a parpadear en su mente.

Eran visiones dispersas del pasado que no formaban una secuencia coherente. Las vio como escenas brevemente iluminadas por relámpagos. El rostro de su hermano, crispado en una máscara de furia inhumana. Los ojos azules de Naony, centelleando y danzando mientras giraba y saltaba con su nuevo vestido blanco. El fugaz atisbo de algo blanco atrás de un limonero. El contacto de una espada en su mano; la voz de Hyung joong gritando desde la distancia: el limonero, no debía darle la vuelta al limonero. Volvió a ver el rostro de Jaejoong, pero en esa ocasión su hermano se reía como loco. Reía sin parar, con un sonido parecido al crujido del cristal roto. Y el limonero estaba más cerca ya...

-----¡Jaejoong…. Naony… no!

Estaba sentado totalmente tieso en la cama.

Se pasó la manos temblorosas por los cabellos serenó su respiración.

Un sueño terrible. Hacía mucho tiempo que no se había visto torturado por sueños como aquél; mucho tiempo, era cierto, desde la última vez que soñó algo. Los últimos segundos pasaron una y otra vez por su mente, y volvió a ver el limonero y escuchó la risa de su hermano.

Resonó en su mente casi con excesiva claridad. De improviso, sin ser consciente de tomar la decisión de moverse, Junsu se encontró ante la ventana abierta. Sintió el frió aire nocturno sobre las mejillas al mirar las oscuridad plateada.

«¿Jaejoong?». Envió el pensamiento en una oleada de Poder, rastreando. Después se sumió en una inmovilidad total, escuchando con todos sus sentidos.

No sintió nada, ninguna ondulación como respuesta. A poca distancia, una pareja de aves nocturnos alzaron el vuelo. En la ciudad, muchas mentes dormía; en el bosque, los animales nocturnos se dedicaban a sus ocupaciones avitualles.

Suspiro y volvió a girar hacia la habitación. A lo mejor sabía equivocado respecto a la risa; a lo mejor había estado equivocado sobre la amenaza en el cementerio. México estaba silencioso y tranquilo, y él debería imitarla. Necesitaba dormir.

5 de septiembre (en realidad, primeras horas del 6 de septiembre... sobre la 1 de la madrugada)

Querido diario:

Debería regresar a la cama enseguida. Hace unos pocos segundos desperté pensando que alguien gritaba, pero ahora la casa está en silencioso. Han sucedido tantas cosas extrañas esta noche, que tengo los nervios alterados, supongo.

Al menos desperté sabiendo exactamente qué voy hacer respecto a Junsu. Todo el asuntó más o menos se me ocurrió de repente. El plan B, fase uno, iniciara mañana.

Los ojos de Lidia llameaban, y tenía las mejillas coloradas mientras se aproximaba a la tres muchachas sentadas ante la mesa.

-------¡Mariana tienes que escuchar esto!

Mariana le sonrió educada mente, pero sin demasiada familiaridad. Lidia bajó la cabeza.

-------Quiero decir..., ¿Puedo sentarme con ustedes? A cabo de enterarme de la cosa más absurda respecto a Kim Junsu.

-------Siéntate -------indicó Mariana con deferencia-------. Pero ------- añadió untando mantequilla en un panecillo------- no estamos realmente interesadas en la noticia.

-------¿Usted no...? -------Lidia se le quedó mirando fijamente; miró a Kimberley después a Paola-------. Eso una broma, ¿verdad? -------En absoluto. ------- Kimberley ensartó un ojete con el tenedor y lo observó con suspicacia-------. Tenemos otras cosas en la cabeza hoy.

-------Exactamente -------indicó Paola tras un repentino sobresaltó-------. Junsu es un poquito pasado, ¿sabes? Ya no interesa. -------Se inclinó y frotó el tobillo.

Lidia miró a Mariana suplicante.

-------Pero pensaba que querías saber todo respecto a él.

-------Curiosidad -------repuso Mariana-------. Al fin y al cabo es un visitante, y quería darle la bienvenida a México. Pero, por supuesto, debo mantenerme fiel a Luis Duarte.

-------¿Luis Duarte?

-------Luis Duarte -------dijo Kimberley, en enarcando las cejas y suspirando.

-------Luis Duarte -------repitió Paola con entusiasmo.

Delicadamente, con el pulgar y el índice, Mariana sacó una foto de su mochila.

-------Aquí está de pie frente a la casita en la que nos alojábamos. Justamente después me regalo una flor y dijo... bueno -------sonrió misteriosamente-------, no debería repetirlo.

Lidia contemplaba con atención la foto que mostraba a un hombre joven, sin camisa, de pie frente a una buganvilia y sonriendo con timidez.

-------Es mayor que tú, ¿verdad? -------dijo con respeto. -------Tiene veintiuno. Por su puesto... -------Mariana miró por encima del hombro-------, Mi madre jamás lo aceptaría, de modo que se lo estamos ocultando hasta que me gradué. Tenemos que escribirnos en secreto.

-------Que romántico... -------musitó Lidia-------. No se lo diré a nadie, lo prometo. Pero respecto a Junsu...

Mariana le dedico una sonrisa de superioridad.

-------Sí tengo que optar para la comida mexicana -------dijo-------, prefiero la mexicana a la coreana, siempre. -------Volteó la cabeza hacia Kimberley-------. ¿No te parece?

-------Mm... Hm. Siempre. -------Kimberley y Mariana se sonrieron una a otra con complicidad, después voltearon hacia Lidia-------. ¿No estás de acuerdo?

-------Pues sí -------respondió ella apresuradamente-------. Yo también. Siempre.

Sonrió de manera cómplice también asintió varias veces mientras se levantaba y marchaba.

Cuando desapareció, Paola dijo con voz lastimera:

-------Esto me va a matar. Mariana, me moriré si no me entero del chisme.

-------Ah, ¿eso? Yo te lo puedo contar -------respondió Mariana con calma-------. Iba a decir que existe un rumor por ahí de que Junsu es un agente antinarcóticos.

-------¿Un qué? -------Paola la miró fijamente, y luego prorrumpió en carcajadas-------. Pero eso es ridículo. ¿Qué agente antinarcóticos se vestiría así y llevaría lentes oscuros? Quiero decir, ah hecho todo lo posible para llamar la atención... -------Su voz se apagó, y sus ojos castaños se abrieron más-------.Pero entonces, ése, puede ser el motivo por lo que lo hace. ¿Quién sospecharía de alguien tan obvio? Y vive solo, y es terriblemente reservado... ¡Mariana! ¿Y si fuera cierto?

-------No lo es -------dijo Kimberley.

-------¿Como sabes?

-------Porque yo lo inventé. -------Al ver la expresión de Paola, sonrió de oreja a oreja y añadió-------: Mariana me dijo que lo hiciera.

-------Ahhh. -------Paola le dirigió una mirada de admiración a Mariana-------. Eres perversa. ¿Puedo decirle a la gente que tiene una enfermedad terminal?

-------No, no puedes. No quiero una fila de flores claveles esperando su turno para sostenerle la mano. Pero le puedes contar a la gente lo que quieras sobre Luis Duarte.

Paola agarró la fotografía.

------¿Quién era realmente?

------El jardinero. Estaba loco por las buganvilias. También estaba casado, y con dos hijos.

------Una lástima ------comentó Paola en tono serio------. Y tú le dijiste a Lidia que no le hablara a nadie de él...

------Exacto. ------Mariana consultó su reloj------. Lo que significa que sobre las, ah, digamos dos en punto, debería saberlo toda la escuela.

Al terminar las clases, las muchachas fueron a la casa de Paola. Las recibieron en la puerta principal unos ladridos agudos, y cuando Paola abrió la puerta, un fresh pull muy viejo y gordo intentó escapar. Se llamaba Puppy, y estaba tan malcriado que nadie excepto la madre de Paola lo soportaba. Mordisqueó el tobillo de Mariana cuando ésta pasó a su lado.

La sala estaba oscura y abarrotada por numerosas piezas de mobiliario muy ornamentado y cortinas gruesas en las ventanas. La hermana de Paola, Mary, estaba allí, quitándose las pinzas que le sujetaban una cofia sobre los ondulados cabellos rojos. Tenía sólo dos años más que Paola y trabajaba en el consultorio médico de México.

------Ah, Paola ------saludó------, me alegró de que estés de regreso. Hola, Mariana, Kimy.

Mariana y Kimberley dijeron «hola».

------¿Que sucede? Pareces cansada ------dijo Paola.

Mary dejo caer la cofia sobre la mesa de centro. En lugar de responder, fue ella quien hizo una pregunta.

------Anoche, cuando llegaste a la casa tan alterada, ¿dónde dijiste que habían estado?

------Allá en el... Allá abajo, por el puente Libertad.

------Eso fue lo que pensé ------Mary aspiró con fuerza------. Ahora escúchenme, Paola Montiel. No vuelvas a ir allá, y especialmente sola, y de noche. ¿Entendiste?

------Pero ¿por qué no? ------inquirió Paola, absolutamente desconcertada.

------Porque anoche atacaron a alguien allí, ése es el porqué no. ¿Y sabes dónde lo encontraron? Justamente debajo del puente.

Mariana y Kimberley se quedaron mirándola con incredulidad, y Paola agarró con fuerza el brazo de Mariana.

------¿Atacaron a alguien debajo del puente? ¿Quién era? ¿Qué sucedió?

------No lo sé. Esta mañana uno de los trabajadores del cementerio lo descubrió allí tendido. Supongo que era alguna persona sin hogar y que probablemente iba a dormir debajo del puente cuando la atacaron. Pero estaba medio muerto cuando lo trajeron, y aún no ha recuperado el conocimiento. Podría morir.

------¿Qué quieres decir con atacado? ------inquirió Mariana, tragando saliva.

------Quiero decir ------respondió Mary con claridad------ que casi le habían desangrado totalmente la garganta. Perdió una increíble cantidad de sangre. Al principio pensaron que podría haber sido un animal, pero ahora el doctor dice que fue una persona. Y la policía cree que quienquiera que lo haya hecho podría ocultarse en el cementerio. ------Mary miró a cada una de ella por turno, con la boca convertida en una línea recta------. De modo que si estuvieron allí cerca del puente... o en el cementerio, Mariana Ferreti..., entonces esa persona podría haber estado cerca de ustedes. ¿Entendieron?

------No tienes que asustarnos más ------dijo Paola con voz débil------. Ya lo comprendimos, Mary.

------Perfecto. Estupendo. ------Mary sumió los hombros y se frotó la nuca con gesto cansado------. Tengo que descansar un rato. No era mi intención regañarlas ------dijo mientras abandonaba la sala.

Una vez a solas, las tres muchachas se miraron entre sí.

------Podría haber sido una de nosotras ------dijo Kimberley con calma------. En especial tú, Mariana; tú fuiste allí sola.

Mariana sentía comezón por toda la piel, el mismo sentimiento doloroso de alerta que había experimentado en el viejo cementerio. Podía sentir la frialdad del viento y ver las hileras de lápidas a su alrededor. La luz del sol y el Green Land School jamás habían parecido tan lejanos.

------Paola ------dijo despacio------, ¿viste a alguien allí? ¿A eso te referías cuando dijiste que alguien me estaba esperando?

En la habitación oscura, Paola la contempló sin comprender.

------¿De qué hablas? Yo no dije eso.

------Sí, lo dijiste.

------No, no lo hice. Jamás dije eso.

------Paola ------invirtió Kimberley------, las dos te escuchamos. Te quedaste morando fijamente hacia las viejas lápidas, y después le dijiste a Mariana...

------No sé de qué están hablando, yo no dije absolutamente nada. ------Paola tenía el rostro congestionado por la rabia y había lágrimas en sus ojos------. No quiero seguir hablando de esto.

Mariana y Kimberley se miraron una a otra, impotentes. En el exterior, el sol se ocultó detrás de una nube.
 
autora:A.R mendez 
 
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